Primeras impresiones
Bosquejando escenarios,
dibujando plataformas
hasta secar el recuerdo
instantáneo.
Devaneo y devaneo
entre la nostálgica
rudeza del cuerpo.
Aviento sedimentos
de la historia,
que gran historia.
Siempre estaba
Siempre estaba.
Repeticiones.
Siempre ha de estar
suspendida como
segundero de la esquina,
en el fondo.
Y solamente estando lejos
se percibe insondable ruido.
Lo apaciguador restringe
el tropel de lo no apaciguado,
de las luces que lastiman,
las palabras sin amos,
lo dicho,
fuego del establo.
Allí en el silencio,
me desaprendo,
me ato a gotas tiranas.
Infringo aquella cárcel
de lo diáfano.
Recuerdo para distraerme
como dulce que se antoja
para quitar la sequedad
ínfima,
de mi habitar,
un habitar que no quiere.
Ni espejos, ni espacios
un habitar desnudo,
resguardando
lo que es sin mundo.
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