Poesía ornamental

 

 

“El cuadro cuelga en la pared como un fusil de caza o un sombrero.”

“Los cuartetos de Beethoven yacen en los anaqueles de las editoriales como las papas en la bodega”

Martin Heidegger

 

Sucede que son épocas decorativas

donde cualquier cosa engalana;

el arte es indistinto de lo común,

lo que sea puede servir para adornar.

 

En tal adornación se tapa la estética,

oculta, abandonada al olvido,

se camufla con el entorno

y tiene a la poesía en perdición .

 

Versos de Pablo, desesperados de vida,

son repetidos hasta el hartazgo,

se escuchan en canciones efímeras,

pierden su novedad en un instante.

 

La caja con el recuerdo de Pacheco

después de cien años, ante los estragos del polvo,

ocupará un lugar más en una bodega,

nadie verá su obra ni sabrá de él.

 

Está de más un naufragio,

los libros de Silva están perdidos

debajo de millones sombras grises,

hundidos en el mar de las banalidades.

 

Las poesías de Lorca guardadas,

flotando en el espacio cibernético,

padecen la ironía de no ser quemadas,

ocupan vínculos y sitios, nada especial.

 

Mario anda exiliado en objetos pasados,

decorando cartas y mensajes de amor,

sus escritos les dan el toque de lindura

que buscan muros fugases e impúberes.

 

La poesía adornando las calles,

con la acción vandálica como su musa;

yace en basureros de editoriales

que publican cualquier adorno basura.

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