Giverny – Hay un templo

Hay un templo de primarios pilares
Es un ahí sin viento, partituras amaestradas
Que la piel encarna en cientos de labios viajantes.
Jardín de domingos, de arrequelares hechos carne caminante,
El intruso, pilar de muertes y recuerdos tristes, ve la flor arroparse
Indolente y furtiva, atrapada y conversando.
Ahí al son de un vértigo de diecisiete años
Nacen atuendos e instrumentos graciles, de piel rozada y esperas cautivas
Bajo la misma piel del jardín, bajo la misma piel del intruso.
Hay un templo de vivos pilares,
Ladrón de infortunio, acorde limpido de un latido
Mío.
Hay un templo de rubor , amarilleo y morado,
y yo como doncella
De bailadas y esperanzadas ramas,
Hecho mito, hecho verde.

 

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