El final de las cosas

I

La perla durmiente en la sortija ha olvidado su infancia en el mar,

sus arrugas envejecieron en el beso de la ola y la caricia del primer amor

sobre su pálido y anacarado rostro es alimento de peces.

II

Del oro violado, de la plata amada por el fuego ha surgido

ha surgido la estrella inoxidable, nunca brillará en el cuello

en el cuello de la amante como ha de haber brillado en el cielo

que la desconoce.

III

La pluma está sola en la oreja y para sus suspiros canta un himno del cielo

del que desconoce el origen, es un himno de muchas voces lejanas

que en sus sueños la llaman y la invitan a emprender el vuelo,

mas la pluma está sola y en sus noches se siente arracanda

del pecho del pájaro que nunca conoció.

IV

Las piedras preciosas y semipreciosas han sido capturadas,

los gigantes han invadido su reino y ahora ellas ruedan tras las

vidrieras, chocan para hablarse porque saben que la respuesta

está en huir a lo profundo de la tierra donde se alza la roca

chamánica, mas que colisión de deseos, que se rompen y el tiempo

petrifica en sus esfuerzos de llegar.

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