El callar de la voz

Amordazadas quedaron las bocas,

no hay ruidos de alguna revolución,

las calles con consignas de silencio

y el letargo de pueblos aterrados.

 

Voces perdidas en tiempos precarios,

calladas para encubrir todo mal.

Se impiden sonidos de libertad,

se oye una ficticia seguridad.

 

Enmudecida ya la valentía

los labios son pegados con billetes,

quien intenta gritar es castigado,

sumergido en plomo, nunca hablará.

 

Escondidos entre cuartos aislados

la gente añora poder escuchar,

que empiecen los susurros de esperanza

y su eco resuene en bocas afónicas.

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