El ancianito

Era una tarde con un cierto tono gris, los furiosos vientos iban y venían, las puertas y ventanas se azotaban, un ancianito fruncía y fruncía el seño con frecuencia, pues  las luces que aparecían continuamente se reflejaban en su cara. Había un perro con él, ladra que ladra y don 

Julián no sabía que hacer y su cabeza se rascó; después de un buen rato al perro con cariño lo acarició y dejó de ladrar.
Así estaban cuando un niño entró con una pelota y sin más el perro empezó a mover la cola y rodeando al niño le quitó la pelota, el niño frunció la cara y empezó a llorar escondiendo los nudillos lastimados y el vidrio del celular estrellado. Viendo el ancianito la escena le echó los brazos al niño y muy tiernamente un cuento le contó. El niño un abrazo y un beso le dio, de sus labios del niño se asomaron sus dientes, acariciando al perro se fue a su cuarto, se puso la pijama, hizo una pequeña oración y llamando al perro le contó un cuento.

               Fin.

             Jorge Díaz Duarte.

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