Conjugación

En el centro del remolino de la existencia está el amor.

Piedra de tortura, o paraíso de sentido.

 

Al que debes amar, no quieres; y al que amas, no debes.

¿En dónde me perdí!

 

Repelente para el amor, no existe.

Si se vendiera, ya lo hubieran comprado los antiteos.

 

Saqué diez, porque pude precisar porqué odio tanto a alguien. Pero reprobé, porque no pude enumerar porqué amo a quien amo. ¡Gran misterio es el amor! Lo dice el Cantar de los Cantares:

 

Porque es fuerte el amor como la Muerte. Implacable como el seol es la pasión. Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera todos los haberes de su casa por el amor, se granjearía desprecio.

 

Mi vida transcurrió conjugando el verbo amar en indicativo, pero cuando lo quise hacer en participio, no pude. Volteé para todos lados, y vi que no era la única. Ahora, decido sentirme amada… y empiezo por ti, Jesús.

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