Condicionamientos

Los muertos sobre el negro pizarrón de mi vida dibujan caminos con la tiza de un cráneo.

Dibujan piedras, puertas, laberintos en los que yo como garabato

apenas camino entre espectrosde ceniza blanca, una flor y un pájaro que la mano difunta pinta.

Sobre el negro pizarrón de mi vida la vía se transforma en edificio de crucigramas,

en mares de palabras en los que yo, grano de polvo, caigo y me pierdo.

No hay salida de las olas negras, no hay faro pintado en el espejismo de mi vida,

sólo el susurro del viento que un borrador pasa a limpiar mis huellas.

No hay una puerta ni ventanas en mi mundo de cal,

sólo la sombra difusa de un pájaro que el borrador aplastó con su pie firme,

y yo, desvanecida sobre mis pasos, un garabato más en el plano universo de la nada

que se tatúa sobre la piel de los sueños del hombre.

Los muertos sobre el negro pizarrón de la muerte dibujan con las cenizas de la vida.

Y Dios y el tiempo observan la obra maestra hecha de borrones y sombras.

Los muertos sobre la piel del universo escriben con arcilla de meteóro la historia de los vivos.

Los muertos sin nombre, sin rostro, infinita pira de cadáveres sobre la hoguera del sol.

Los muertos todos son uno, un solo labio de silencio.

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