Cafeomancia

 

Se registra en las semillas,

con cabal calidad de oráculo,

arte que viene de la tierra,

adivinación de la suerte,

creencia sembrada en la curiosidad,

las raíces plasman en armonía

presentes pasados y futuros.

 

Energía que recorre las hojas,

augurios al observar su desarrollo,

porvenir oscuro si crecen tardías,

sus formas ven el amor y sus aristas,

su color dictamina fortunas anheladas,

existir medido en su ciclo de vida,

con un siete como regidor absurdo.

 

La evolución de planta a bebida

confiere sus propiedades de predicción,

se sumerge en el vapor indistinto

de querer saberse poseedor de albedrío;

sirviendo con las manos vitalidad,

deseo por conocer el porvenir,

cambiar lo aún no realizado.

 

En tazas producidas en masa,

las conjeturas de lecturas arbitrarias,

inocente creer que su suerte es única;

la borra forma figuras sin símbolos,

no hay más que lo olvidado,

lugares que pausan la limpieza,

pronósticos en pretérito;

 

en la pared se aferra la vigencia,

líquidos que hay que atender,

interpretar con la primera acción,

sin enfocar palabras por venir,

incluso los videntes desconocen;

y en la abertura queda inmaculado

el porvenir incierto.

 

Parafernalias para encontrar sentidos,

perdiendo el sueño por lo predestinado,

deseando aclarar un agua ya negra,

mientras la vida pasa en momentos,

indetenible, el ahora nunca seca,

todos tomando el brebaje del destino,

de una vida que instantánea sabe mejor.

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